Durante esta última década, la tecnología se ha introducido en nuestras vidas a una velocidad vertiginosa. Hemos pasado de tener móviles básicos a tener smartphones, redes de wifi por todas partes, tecnología ponible, y actualmente los contadores telegestionables están siendo instalados en nuestras casas.
Aunque seamos parte de una minoría que no se ha subido al carro de la tecnología y pensemos que todo esto no nos afecta porque no tenemos un smartphone o wifi en casa, a no ser que vivamos en el campo sin vecinos ni instalaciones cercanas, no podemos estar más equivocados.
La apariencia del wifi
Los campos electromagnéticos son un concepto muy abstracto para nosotros, porque básicamente no los podemos ver con nuestros propios ojos y pasan totalmente desapercibidos. Por eso primero querríamos ayudaros a visualizar de que estamos hablando.
Hay un par de proyectos que han intentado hacer visibles los campos electromagnéticos.
El primero fue de un equipo de la Escuela de Arquitectura y Diseño de Oslo que pintaron las señales de wifi con luz según la intensidad de la señal (Immaterials: Light painting WiFi).
El segundo es un trabajo del artista Nickolay Lamm que produjo ilustraciones basadas en información científica rigurosa. La siguiente imagen es un ejemplo de su obra que nos muestra que continuamente estamos conviviendo con una especie de universo paralelo del cual no somos plenamente conscientes.
Efectos sobre los electrosensibles
Es indudable que la tecnología nos ha aportado muchos beneficios que no hubiésemos podido imaginar no hace muchos años. No obstante, esta tecnología se ha instalado entre nosotros sin cuestionar su seguridad. La pregunta es, ¿cómo afecta esto a nuestros cuerpos? ¿Es posible que este incremento exponencial de radiación no tenga efectos perjudiciales?
La corriente de opinión general ha sido que la tecnología inalámbrica no tiene efectos perjudiciales para la salud. No obstante, en algunos casos hay personas que han empezado a experimentar síntomas como dolores de cabeza, zumbidos en los oídos, insomnio y una fatiga y dificultad para pensar que nunca habían sufrido antes. Por ejemplo, esto pasa cuando a una persona le han instalado una torre de telefonía móvil delante de casa, un router nuevo o un contador telegestionable. Estamos hablando de las personas electrosensibles.
Esta gente tiene una vida normal y en un periodo muy corto de tiempo todo ha cambiado porque ambientes que antes eran normales para la mayoría de la gente, para ellos ahora se han vuelto tóxicos. Ya no pueden ir a trabajar. Se han tenido que cambiar de casa. Encontrar un lugar seguro donde vivir se vuelve una dificultad. Imaginad no poder vivir en un bloque de pisos donde todo el mundo tiene wifi, o cerca de una torre de telefonía móvil. Esta gente tiene un problema muy grande porque hay muy pocos sitios donde pueden vivir y la sociedad todavía no lo reconoce.
Visto desde fuera, la sociedad cree que los electrosensibles tienen un problema que a lo mejor está sólo dentro de su cabeza, y a veces ellos mismos dudan al principio. Más adelante, los afectados empiezan a atar cabos porque los síntomas se dan en ciertas circunstancias. Sienten dolor cuando utilizan el móvil o cuando se lo acercan a la cabeza, o cuando se instala otra tecnología inalámbrica.
Primer caso en España
Este verano se ha dado el primer caso en España de un trabajador que ha conseguido la incapacidad total debida exclusivamente a la electrosensibilidad. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid le ha reconocido a Ricardo de Francisco el derecho a una prestación que le negó el Instituto de la Seguridad Social. Tal y como explica su abogado, la electrosensibilidad sigue la historia de todas aquellas enfermedades que no existen hasta que los afectados lo reclaman y un juez las reconoce.
El afectado es un ingeniero de telecomunicaciones a quien todo lo inalámbrico le llevaba a un amplio y cada vez más diverso sufrimiento. Ricardo de Francisco pensó que era un problema de salud mental, pero los especialistas se lo descartaron. Según explicaba el mismo: “Hablar por el móvil me provocaba acúfenos y dolor de cabeza en menos de un minuto. Pero además del oído enrojecido por el móvil, apenas conseguía dormir, me volví agresivo hasta llegar a provocar accidentes, estaba hundido y mi cerebro cada vez iba más lento. Llegué a olvidar el nombre de amigos de toda la vida. Todo junto aumentó la depresión, la ansiedad…“
¿Y qué pasa con la gente que no es electrosensible?
Las personas que no son electrosensibles pueden pensar que este es un síndrome que solamente afecta a una minoría y que para ellos no es un problema de salud. Esta es una reacción muy corriente, pero no es tan sencillo como simplemente decir que hay una poca gente desafortunada a quienes les afectan los campos electromagnéticos. Porque la ciencia muestra como a todo el mundo le afecta de una forma u otra, tanto si lo pueden sentir como si no.
La razón es simplemente porque nuestros cuerpos son eléctricos y cada célula de nuestro cuerpo se comunica enviando señales eléctricas minúsculas. Es como nuestro sistema nervioso funciona. Así que pensar que podemos poner en nuestro entorno una cantidad exponencial de radiación y creer que no tendrá ningún efecto sobre nosotros es únicamente imposible.
Y los estudios no hablan solamente de efectos como dolores de cabeza o insomnio. Hablan de otras cosas más serias como infertilidad, daño del ADN y finalmente cáncer. La Organización Mundial de la Salud dijo en el 2011 que la tecnología wifi es posiblemente cancerígena. Actualmente muchos científicos en el mundo dicen que es más que probable que sea cancerígena.
Hoy en día hay más que suficiente evidencia que demuestra que se han de tomar precauciones cuando hablamos de esta tecnología. Seguid nuestro blog donde intentaremos esclarecer todo este tema. Queremos disfrutar de todas las ventajas de la tecnología, pero solamente de una forma segura.
Fuentes:
EMF Analysis
La Vanguardia
En el siguiente enlace puedes leer la introducción a este tema: